- Área: 4900 m²
- Año: 2013
-
Fotografías:Cristobal Palma / Estudio Palma
-
Proveedores: Hunter Douglas
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto tiene como principal cometido el de dignificar al hombre e insertarse armoniosamente en su contexto geográfico y urbano. Se integra al paisaje recuperando la memoria de la Costa Verde, con su conformación de farallones y quebradas, utilizando en el proyecto sus elementos constitutivos característicos (canto rodado) y la vegetación oriunda de carrizales.
El Lugar de la Memoria ofrecerá un vasto balcón sobre el mar, una plaza pública abierta a la ciudadanía y de libre acceso. El proyecto se articula mediante un recorrido significante que parte desde la vía urbana de acceso, continúa a lo largo de la visita de la colección y termina con el camino de retorno a la ciudad, en una sucesión de espacios abiertos y techados que predisponen al visitante a interactuar activamente con el contenido museográfico. La responsabilidad con el medio ambiente es asumida por medio de dispositivos arquitectónicos simples para obtener el confort acústico y visual así como para lograr la mayor eficiencia en el consumo de agua y de energía.
EL LUGAR DE LA MEMORIA CONSTRUYE LA MEMORIA DEL LUGAR
Los acantilados de la Costa Verde constituyen el patrimonio paisajístico más importante de Lima. El proyecto sutura la herida provocada por la construcción de la Bajada de Productores prolongando con el edificio el sistema de farellones y quebradas, intentando recuperar las dimensiones originales de la bajada natural.
El edificio adquiere una dimensión territorial al formar parte de un sistema topológico de más de 10 Km de longitud, que parte desde el lugar del proyecto hasta el Morro Solar en el Sur (hacia el Norte los acantilados han sido intervenidos y no poseen ya ningún rasgo original). El ingreso peatonal al edificio (la mayoría de los visitantes se desplaza en trnsporte público) se realiza recorriendo una falla o quebrada creada entre éste y el farellón natural, reproduciendo así el recorrido que parte de un contexto metropolitano para llegar a un ambiente natural, característico de las bajadas históricas de la bahía.
UN EDIFICIO SENSIBLE AL LUGAR: COBIJANDO EL RECUERDO
En un contexto rodeado de vías de alto tránsito y elevados niveles de contaminación sonora, se propone un edificio que se protege del caos vehicular para abrirse hacia el farellón que hace parte del lugar de intervención.
El material de cerramiento del edificio, paneles prefabricados en hormigón armado con cantos rodados, geometriza la materia constitutiva del acantilado para convertirlo en un “farallón artificial”. El edificio, opaco hacia el Norte, se abre hacia el Sur con grandes superficies vidriadas, aprovechando la buena orientación y la protección del ruido. Estos ventanales generan vistas sobre el farellón, enmarcándolo e integrándolo conceptualmente a la exposición.
LA LÓGICA CONSTRUCTIVA
Siendo el lugar producto de la destrucción y relleno sanitario del acantilado, el edificio está gravado de costosas cimentaciones por pilotes de profundidad importante. La estrategia de implantación del programa minimiza el área de cimentación, desarrollando una edificación compacta en altura que reduce considerablemente el número de pilotes. Al colocarse la edificación muy cerca del farellón natural, la profundidad y el costo de los pilotes se reduce consecuentemente.
LUGARES PÚBLICOS: DEL ESPACIO CIVICO AL ESPACIO DE REFLEXION
El terreno es nivelado en andenes para formar un vasto espacio cívico llamado “Explanada de la Reconciliación”. El suelo está constituido de la misma materialidad de los acantilados y del edificio, puntuado por cañaverales de carrizo, como recuerdo de la vegetación oriunda de ésta y otras quebradas de la Costa Verde. Desde este espacio público el edificio exprime su institucionalidad y estatuto público. En lo alto de la edificación, el recorrido museográfico culmina en un segundo espacio semipúblico llamado “el lugar del congojo”, que constituye una transición entre la exhibición y el retorno a la ciudad.
El suelo en gradería con parapetos horizontales permite descubrir paulatinamente el horizonte y finalmente la bahía de Lima. En este espacio de reflexión e introspección se propone un quipu moderno que materializa la memoria del ser querido ausente, en un intento por complementar la historia de esos años con la presencia física del objeto que activa el recuerdo o simplemente como medio de comunión con el difunto, costumbre muy arraigada en la mentalidad andina.
EL RECORRIDO MUSEOGRÁFICO
El ingreso inicia a nivel de la Explanada de la reconciliación y de la Brecha o Quebrada. El recorrido museográfico se realiza por medio de una rampa ascendente, accesible a las personas discapacitadas. A lo largo de dicha rampa se desarrollan las salas de exhibición constituidas por volúmenes volados sobre la sala de exhibiciones temporales y la biblioteca, formando fallas o grietas que hacen alusión a las profundas brechas sociales que dieron origen a la violencia.
El recorrido termina en el Lugar del Congojo, culminando con el (re)descubrimiento del horizonte y la bahía de Lima, para luego proseguir hacia la ciudad, en caso de los peatones, o bajar en ascensor al parqueo, en caso de las personas que vinieron en vehículos privados.